martes, 7 de abril de 2009

Hay fuego en La 33


Hace unos años, cuando ‘La Pantera Mambo’ apenas empezaba a hacer de las suyas entre los amantes de la salsa, el periodista Juan David Correa se adelantó a decir que “había fuego en La 33’. Y no se equivocó.

Esta agrupación, nacida en Bogotá hace siete años, llegó para echarle leña a esa llama que llevaba varias décadas encendida, pero que parecía próxima a extinguirse. La proliferación de la llamada ‘salsa de alcoba o rosa’ y la llegada de otros géneros musicales como el reggaetón, amenazaban a la salsa de golpe, esa que popularizaron Héctor Lavoe, Willie Colón, Rubén Blades, Los Hermanos Lebrón, entre otros y que tiene un selecto y fiel grupo de seguidores que se negaban a dejarla desaparecer.

Por eso, muchos ven en La 33 una bocanada de aire, pues llevaban más de 30 años esperando una nueva descarga de bogaloo, de mambo, de montuno.
Sergio Mejía, director y fundador de la banda, habló de esta nueva ola salsera que tiene a más de uno ‘azotando baldosa’.

La 33 está preparando nuevo álbum, ¿retomará los sonidos que conocemos o habrá novedades?
En este tercer trabajo vamos a retomar un poco los sonidos del primer álbum, va a haber más bogaloo, más montuno, que les gusta mucho a los caleños. Pero también se va a notar la evolución que hemos tenido en estos años. Apenas llevamos el 50% del álbum, así que hay que esperar qué otras cosas salen.

Dicen que La 33 no propone sonidos nuevos, ¿qué hay de cierto en eso?
Nosotros volvimos a la salsa de golpe y a partir de ahí creamos nuestro propio sonido, pero nunca va a sonar igual porque estamos en otro momento histórico. Además, la experiencia roquera que tenemos en la banda se siente y cuando nos ven en vivo se preguntan por qué la puesta en escena es tan diferente a la de otras agrupaciones de salsa, lo mismo pasa con los videos. Y claro que nos asemejamos a la salsa de golpe, porque es nuestro punto de partida.

¿Podemos decir que ustedes llegaron a salvar la salsa de golpe?
La 33 le apostó a retomar esa salsa que se seguía escuchando en muchos sitios. Lo que hicimos, sin pretensiones y sólo porque nos gustaba, fue empezar a tocar ese sonido con canciones propias y algunos clásicos. Cuando sacamos el primer disco, la gente empezó a decirnos que llevaban 30 años esperando algo así. Fue inconsciente, lo hicimos por gusto propio y ahora sentimos que sí se puede y que hay mucha gente con nosotros luchando por eso.

En Colombia, la salsa ha perdido un poco de espacio ¿cómo han visto al público caleño en sus presentaciones?
La primera presentación que tuvimos fuera de Bogotá fue en Cali. Estábamos muy asustados porque no sabíamos si a la gente le iba a gustar nuestra música, pero lo que pasó ahí, en el barrio Obrero, no lo hemos visto en ningún lugar del mundo. La gente se arrodillaba y lloraba de la emoción que tenían, fue impresionante. Lo que sí ha sido difícil es presentarnos en Cali. Casi siempre hemos ido por nuestra cuenta, pero no hay alguien que nos diga ‘vengan a tocar’.

En los últimos años Bogotá se ha vuelto salsera. ¿Cómo perciben ustedes ese fenómeno?
En Bogotá hace mucho que existe un movimiento salsero fuerte, pero no le hemos quitado el título a Cali. Hay seguidores y lugares con 30 años de tradición, lo que no había era una agrupación con una propuesta propia y que sonara duro como Niche o Guayacán. En Bogotá sí se está formando un movimiento porque hay más oportunidades. En Cali es difícil vivir de la salsa.

¿Por qué dicen que el formato de La 33 no es para bailar sino para oír?
El formato sí está hecho para el baile. Lo que pasa es que el espectáculo que tenemos en vivo atrae a la gente y hace que se queden mirando al escenario. Es más, nos dicen que para bailar está el disco.

¿Qué piensan de ustedes los grandes salseros?
Algunos nos han ‘botado’ buena vibra. Pero algunos nos ven con un poco de celos porque creen que llegamos a reemplazarlos.

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