jueves, 28 de enero de 2010

Felton estrenará película de Hector Lavoe



El filme 'Lavoe, la historia no contada', sobre el fallecido ídolo puertorriqueño de la salsa Héctor Lavoe, llegará a las salas de cine el próximo marzo, luego de varios años de preparación, problemas de presupuesto y controversias.

El largometraje del cineasta puertorriqueño Anthony Felton está protagonizado por el actor y cantante boricua Raúl Carbonell, como Lavoe, y su compatriota Joanna Vargas, en el papel de su esposa Pucci, papeles que en el filme "El cantante" (2007) , interpretaron Marc Anthony y Jennifer López.

Carbonell interpretó a Lavoe en la obra teatral en Nueva York "¿Quien mató a Héctor Lavoe?" , cuya actuación le valió el reconocimiento de la Asociación de Cronistas del Espectáculo (ACE) .

El estreno de "Lavoe, la historia no contada" será en Puerto Rico y luego habrá una presentación para medios en Nueva York, donde el largometraje participará en el Festival de Cine de Tribeca, aseguró Felton.

Indicó que llevó al cine la vida de Lavoe a petición del propio "cantante de los cantantes" , que falleció en 1993 y que sigue siendo un icono para los amantes de la salsa.

"Cuando Héctor estaba en el hospital dijo: 'si algún día regresas al cine, me gustaría que, si haces mi película, me pongas como soy'" , recordó el cineasta puertorriqueño, que ha realizado 26 películas.

"Le dije que si regresaba haría la película en inglés. Héctor estaba siempre en contra del inglés, ya que era bien nacionalista" , comentó Felton, quien en 1998 comenzó a trabajar en el guión y que en mayo de 2009 viajó a Puerto Rico para editar la película, tras superar un problema de presupuesto.

Sin embargo, aseguró que le tomó casi un año, porque al principio no aprobó el trabajo del primer editor, luego de lo cual comenzó a trabajar en la isla con Jorge Oquendo, quien "se ha convertido en mi mano derecha" .

Oquendo viajó a Nueva York, donde prepara ahora el filme para la corrección de colores y los subtítulos en español, lo que comenzará a hacerse el próximo lunes.Felton aseguró que la historia, que lleva el público a conocer detalles desconocidos de la vida de Héctor Pérez -verdadero nombre del cantante- , fue construida con base en lo que conoció de primera mano como amigo de Lavoe, de lo que le contó la hermana del cantante y su ya fallecida esposa, así como el músico Willie Colón y otros que estuvieron cerca del artista.

La historia incluye escenas de cómo presuntamente se contagió con el virus del sida y cómo se inició en la adicción de cocaína, o sus encontronazos con el público durante conciertos por su carácter fuerte, "pero también lo buena gente que era" , la muerte de uno de sus hijos, qué causó el incidente en un hotel que casi la cuesta la vida y la ruptura con Willie Colón, con quien cosechó grandes éxitos.

Sin embargo, la cinta también muestra al público cómo Héctor Lavoe se convirtió en la gran estrella de la salsa, que sigue vigente entre los amantes de ese género.

La música en este filme está entrelazada con las escenas. Felton obtuvo los derechos de la Fania para usar la música de Lavoe, quien fue uno de los integrantes las famosas Estrellas de Fania.

Pese a que Raúl Carbonell es cantante, durante el filme lo que se escucha es la voz del fallecido artista, lo que según Felton y Oquendo, traerá recuerdos a sus seguidores.

lns

jueves, 21 de enero de 2010

La casa de nadie



El paraíso que fuimos. El 25 de junio de 2006 se llevó a cabo un extraño referéndum: el pueblo colombiano de Aracataca -donde nació Gabriel García Márquez- fue consultado en urnas si quería cambiarse el nombre por el de Macondo. La idea era de los hoteleros que convencieron al entonces alcalde, Pedro Sánchez, sin muchas consecuencias: de los 7.400 votos necesitados para ser Macondo, Aracataca sólo depositó la mitad. Con ello se mordía la cola una América Latina llena de ciudades imaginarias -El Dorado, El Paititi, La Ciudad de los Césares-, de "maravillas", de "botín y prodigio", como lo llamaran los conquistadores, y de lugar para construir lo que no tiene lugar, la utopía social, donde se cumpliera esa Edad de Oro -un tiempo de abundancia sin necesidad de trabajar- de la que Europa había sido despojada. El propio García Márquez, en Cien años de soledad, retoma esa idea y la convierte en un mito literario. O la regresa a su origen: el cordobés Séneca profetizó el encuentro con América en Medea. Así que América Latina -primero, desde los ojos europeos, y luego, de nuestros propios escritores- siempre ha sido una poética. Si los mitos nos sirven más por lo que preguntan que por la historia con la que responden, ¿cuál es la pregunta detrás de Macondo?

La idea del paraíso perdido traspasa a los latinoamericanos: todo lo bueno ya nos sucedió -imperios indios, gauchos libres, abundancia selvática, equilibrio con la naturaleza, experimentos sociales- y el futuro no es más que una confirmación del declive. Si los relatos de conquista son la nostalgia por la grandeza indígena destruida, los que construyen un lugar de maravillas sienten melancolía por la vida agraria, infantil, libre, que se nos fue. Es una vida donde la palabra oral es la realidad: para no aceptar que Remedios La Bella se había fugado con un hombre, su madre inventó que había volado al cielo, según cuenta el propio García Márquez. Ese juego es lo que nos quedó de las imaginaciones que a Europa le despertó América Latina: la utopía es sólo un ejercicio poético. La utopía es sólo una forma de mirar. En todo el mundo hay mariposas amarillas, pero sólo a un latinoamericano se le ocurre verlas como un prodigio. O a un coronel retirado que espera una carta. Sólo con esos ojos se puede vivir en esta parte del mundo sin volverse loco. Y así que, un domingo de elecciones, el pueblo mohoso, igual de pobre que cuando su máximo escritor vivió ahí, quiso ser el lugar de los prodigios. Pero nadie quiso levantarse para votar.

El héroe escondido. En Latinoamérica, la ley y la justicia casi nunca coinciden. Dentro de la Columna a la Independencia en Ciudad de México hay una estatua de un hombre barbado quien, amarrado de las manos, mira al horizonte. Desconocido y sin letrero que lo identifique, es Guillén (William) de Lombardo (Lampart), un irlandés nacido en Wexford en 1616. Es llevado ante la Inquisición el 26 de octubre de 1642, acusado de proclamarse "rey de México", de querer liberar a indios y esclavos y de falsificar documentación real. Tras conspirar dentro de la cárcel con el astrólogo Melchor Pérez de Soto, "víctima de la imaginación y la melancolía"; José Bruñón de Vertiz, "El Caballero del Milagro", y Pedro Aponte, "inmune al dolor físico", escapa la Navidad de 1650 sólo para pegar una proclama: "No hay petición ni forma de justicia que la arbitraria". Guillén de Lampart es recapturado. Se le prohíbe entonces tener pluma y papel. Escribe con lodo sobre una sábana. Se le tortura. Hace una huelga de no bañarse. Escribe contra la Inquisición y la libertad de expresión. El 19 de noviembre de 1659 es finalmente puesto en una pira para quemarlo, pero él se arroja sobre el collar que le sostiene la cabeza y se ahorca antes de que lo enciendan. La acusación no es política: se le encuentra culpable de tener relaciones con el diablo porque, con los indios, comía peyote y alucinaba que él sería el nuevo gobernante de una Nueva España independiente. Más de dos siglos después, el novelista Vicente Rivapalacio lo convierte en un enamorado incurable y víctima de una conspiración de mujeres despechadas. En la celda le inventa un compañero: El Zorro. Es el mismo apodo que tenía el verdadero independentista de México, el cura Miguel Hidalgo. Casi un siglo después de consumada la independencia mexicana, Johnston McCulley crea a Diego de la Vega, El Zorro, en un pueblo de California. Lo demás lo hacen Douglas Fairbanks y Antonio Banderas.

Pero el héroe latinoamericano requiere del escondite para ser realmente justiciero: tras una máscara, un pasamontañas, una espesa barba, son el espejo de sus enemigos: los omnipresentes caciques, los narcotraficantes, los presidentes demócratas que se reeligen y gobiernan con el ejército. Lo mismo Hugo Chávez que Álvaro Uribe, que Calderón. Los latinoamericanos siempre esperamos que salgan los Zorros para hacer justicia, la hagan con lujo de ingenio y se retiren. La secrecía, la movilidad, el anonimato, son indispensables para que no se les atrape, pero también para que sean admirados. En la lucha libre, el ganador conserva su máscara. La pregunta detrás del mito es muy simple: la ley es de los poderosos, pero debe haber alguien que la enfrente. Alguien que nos rescate, que nos organice, que nos diga qué hacer. Y que, luego, sea tan anónimo como todos nosotros, como una estatua de Lampart sin su nombre.

Todos nosotros. Quizá la idea más radical que Latinoamérica tuvo durante el barroco fue que todo cabía, que nada sobraba en el atrio de una iglesia: dioses, demonios, motivos indígenas, adornos romanos. La volvió a tener en el muralismo mexicano: en una pared convivían pobres, ricos, dictadores, guerrilleros, la muerte, indios y españoles. Y se reencontró con ella cuando, en 1962, los músicos puertorriqueños en Nueva York comenzaron a llamarle "salsa" a un momento de la pieza musical en la que se duplicaba el ritmo. El mundo estaba en riesgo de terminar por los misiles soviéticos en Cuba, y la música que se hacía en el Bronx trataba de hacer un último baile de convivencia: jazz, música cubana, puertorriqueña, dominicana, colombiana, tango y samba. El panameño Rubén Blades ha dicho que la "salsa" no es un estilo ni un género, sino un concepto. Es justo el mito de la diversidad que convive, que improvisa la existencia, que no la planea, sino que le da un cauce para fluir.

Este mito de que todos son "nosotros" encuentra un desenlace en 1991. La orquesta del puertorriqueño Héctor Lavoe es invitada a tocar en una fiesta del narcotraficante colombiano Pablo Escobar. El capo, que sólo en ese año mandó asesinar a 7.000 personas, está, durante tres horas, resolviendo sus negocios de cocaína y no escucha la "salsa" de Lavoe. Lavoe está en el jardín y le han pedido tres veces que cante El cantante, su máximo hit. Lo ha tocado sin chistar. Para cuando Pablo Escobar baja a la fiesta, se ha perdido la actuación de Lavoe, que ya está cenando. Y entonces, Escobar pide El cantante por cuarta vez. Lavoe se niega a interpretarlo de nuevo y, acto seguido, su orquesta es encerrada en el sótano de la casa. Los narcotraficantes les quitan los zapatos a los músicos. Creen que van a morir y Lavoe logra escapar por una ventana. Corre a la carretera más cercana y detiene un taxi. Cuando el taxista mira que no tiene zapatos, duda de que el pasajero tenga dinero para pagarle. "Soy Héctor Lavoe", asegura, asustado, el músico. El taxista duda y le propone: "A ver: cánteme El cantante".

Una habitación colectiva. Estos tres mitos latinoamericanos de prosperidad, justicia y tolerancia no parecen agotarse con la llegada de la democracia militarizada y el libre comercio de los monopolios. Pero, sin duda, se transformarán en una casa que todavía nadie habita. La Europa de Berlusconi y Sarkozy y la América de Chávez y Uribe parecen naufragios. Ambas geografías vamos a necesitar refundar nuestros mitos. No sé cómo. Todo lo que sé es que, al revés de otros tiempos, Latinoamérica ahora es el futuro de Europa.

jueves, 14 de enero de 2010

Jennifer Lopez afirma merecerse un Oscar por su papel en El Cantante



La cantante y actriz Jennifer Lopez no comprende cómo no le concedieron un Oscar de Hollywood por su papel en la película El Cantante, la cual le unió también en la gran pantalla a su actual pareja sentimental, el cantante latino Marc Anthony.

En El Cantante, Jennifer Lopez interpretó a Nilda Román, pareja del cántante Héctor Lavoe, una estrella de la salsa de los años 70 cuya trágica vida estuvo marcada por la mala vida, las drogas.

En unas declaraciones a la revista latina, Jennifer Lopez afirma que se merecía un Oscar de Hollywood por su papel. Y que no comprendía cómo ni tan siquiera estuvo nominada para el premio a mejor actriz en la pasada edición. Eso sí, Jennifer Lopez se mostró positiva de cara al futuro, y espera poder ser reconocida por la Academia con alguno de sus próximos trabajos en el cine. Aunque por ahora se centrará más en su familia.

jueves, 7 de enero de 2010

Escuche lo nuevo de Fonseca con Willie Colón


Para el cantante bogotano, interpretar su nuevo tema ‘Estar lejos’ junto al maestro Colón en la nueva producción ‘Gratitud Edición Especial’, es un sueño cumplido. Escúchelo aquí
“Me emociona oírlo en radio”, Señaló Fonseca durante una entrevista radial con Caracol, a propósito de lanzamiento de la producción ‘Gratitud edición especial, una extensión de su más reciente disco en el que cuenta con la colaboración de Willie Colón.

"Estar al lado de un maestro como Willie Colón en esta canción, es un sueño cumplido de mi carrera. Él ha estado al lado de los grandes como Héctor Lavoe, Ruben Blades y Celia Cruz. Es un privilegio y un honor muy grande". Señaló también el cantante a través de un comunicado difundido por EMI en Colombia.

‘Estar Lejos’, tema compuesto e interpretado a dúo por Fonseca y Colón, fue grabado en Nueva York el pasado mes de noviembre.

Adicionalmente, esta edición especial trae un DVD con los videos de Arroyito, Enrédame, Paraíso y el nuevo video de Gratitud con imágenes realizadas en la gira del artista llamada Gratitour.

Sobre lo que viene nuevo para Fonseca, el artista adelantó que en 2010 seguirá ofreciendo conciertos y preparará su nuevo disco inédito para 2011.

Haga clic a continuación y disfrute de ‘Estar Lejos’