Este martes 16 de diciembre, en la Librería Nacional del oeste caleño se lanzará el libro 'El Delirio de Cali', una crónica que narra, a través de textos e imágenes, la historia de cómo la salsa llegó a convertirse en un fenómeno sin igual que se vive y se siente en los barrios de la ciudad, a lo largo de diversas generaciones.
La obra no pretende se una investigación oficial ni una historia formal de la Salsa en Cali, en sus 160 páginas están plasmados los recuerdos y las vivencias de melómanos, coleccionistas, bailarines y de todos esos caleños y caleñas que han contribuido a generar espacios de encuentro con esta música y que encontraron en el baile su forma de expresarse.
El libro escrito por los periodistas Luis Guillermo Restrepo e Isabella Prieto y la promotora cultural, Andrea Buenaventura, está dividido en capítulos, que conducen secuencialmente al lector en un viaje por el tiempo. En los primeros, en 'La voz de la Urbe', lo remonta hasta aquella apacible villa de los años 30, le explica en forma anecdótica el papel que jugó el ferrocarril del Pacífico y de cómo Cuba y su Son se volvieron vecinos de Cali; y de la influencia de los medios masivos para difundir los discos, el más importante aporte de la música para la creación de la cultura urbana popular.
En esas páginas, el respaldo gráfico es muy importante porque por medio de él se muestra desde una Sonora Matancera llegando a Calipuerto en 1953, con su máxima estrella, Celia Cruz, hasta la recopilación de tesoros de carátulas de LP's. Luego el testimonio se escucha en la imagen de los máximos exponentes a su paso por Cali, cuando nació la leyenda de Bobby Cruz, cuando Rubén Blades tocó en la cárcel de Villarhermosa o cuando Héctor Lavoe llenaba el Coliseo del Pueblo.
El capítulo 'Explosión de orquestas', revela como se concretan dos fenómenos que pondrían a Cali como uno de los epicentros mundiales de la Salsa: la consolidación de las orquestas con músicos de la tierra, y el nacimiento de las escuelas de Salsa. Sin duda alguna el baile y los bailarines, son los protagonistas de esta historia, porque la capital vallecaucana exaltó a nivel de grandes ligas el acto de bailar salsa y creó alrededor de esta expresión de cultura popular urbana una identidad salsera desde los años cincuenta hasta nuestros días, la cual se manifiesta desde el estilo clásico caleño de bailar. Ahí están desde los dignos representantes de la vieja guardia, hasta los nuevos talentos de solistas, parejas y niños que se pasean por el mundo.
No podían faltar en esta obra las salsotecas y los coleccionistas, porque es ahí, en esas casas, donde está la memoria de la salsa en el mundo, y está también la historia de Cali en los últimos setenta años. Es el testimonio del alma musical y bohemia que habita en cada caleño.
La obra concluye con Delirio, representando en hermosas fotografías de maestros como Miky Calero y Aymer Álvarez, y jóvenes talentos como Lina Marcela Lasso, que permiten apreciar como nació y se consolidó este proyecto artístico y su exótica ecuación de Salsa, circo y bailarines. Las imágenes recrean como la Fundación Delirio retoma la cultura popular caleña y lleva la identidad salsera de Cali por el mundo, pero ante todo deja en evidencia el reflejo de una ciudad que no conoce la tristeza y que delira con un ritmo que se mete en la sangre y que proyecta su encanto.
La obra no pretende se una investigación oficial ni una historia formal de la Salsa en Cali, en sus 160 páginas están plasmados los recuerdos y las vivencias de melómanos, coleccionistas, bailarines y de todos esos caleños y caleñas que han contribuido a generar espacios de encuentro con esta música y que encontraron en el baile su forma de expresarse.
El libro escrito por los periodistas Luis Guillermo Restrepo e Isabella Prieto y la promotora cultural, Andrea Buenaventura, está dividido en capítulos, que conducen secuencialmente al lector en un viaje por el tiempo. En los primeros, en 'La voz de la Urbe', lo remonta hasta aquella apacible villa de los años 30, le explica en forma anecdótica el papel que jugó el ferrocarril del Pacífico y de cómo Cuba y su Son se volvieron vecinos de Cali; y de la influencia de los medios masivos para difundir los discos, el más importante aporte de la música para la creación de la cultura urbana popular.
En esas páginas, el respaldo gráfico es muy importante porque por medio de él se muestra desde una Sonora Matancera llegando a Calipuerto en 1953, con su máxima estrella, Celia Cruz, hasta la recopilación de tesoros de carátulas de LP's. Luego el testimonio se escucha en la imagen de los máximos exponentes a su paso por Cali, cuando nació la leyenda de Bobby Cruz, cuando Rubén Blades tocó en la cárcel de Villarhermosa o cuando Héctor Lavoe llenaba el Coliseo del Pueblo.
El capítulo 'Explosión de orquestas', revela como se concretan dos fenómenos que pondrían a Cali como uno de los epicentros mundiales de la Salsa: la consolidación de las orquestas con músicos de la tierra, y el nacimiento de las escuelas de Salsa. Sin duda alguna el baile y los bailarines, son los protagonistas de esta historia, porque la capital vallecaucana exaltó a nivel de grandes ligas el acto de bailar salsa y creó alrededor de esta expresión de cultura popular urbana una identidad salsera desde los años cincuenta hasta nuestros días, la cual se manifiesta desde el estilo clásico caleño de bailar. Ahí están desde los dignos representantes de la vieja guardia, hasta los nuevos talentos de solistas, parejas y niños que se pasean por el mundo.
No podían faltar en esta obra las salsotecas y los coleccionistas, porque es ahí, en esas casas, donde está la memoria de la salsa en el mundo, y está también la historia de Cali en los últimos setenta años. Es el testimonio del alma musical y bohemia que habita en cada caleño.
La obra concluye con Delirio, representando en hermosas fotografías de maestros como Miky Calero y Aymer Álvarez, y jóvenes talentos como Lina Marcela Lasso, que permiten apreciar como nació y se consolidó este proyecto artístico y su exótica ecuación de Salsa, circo y bailarines. Las imágenes recrean como la Fundación Delirio retoma la cultura popular caleña y lleva la identidad salsera de Cali por el mundo, pero ante todo deja en evidencia el reflejo de una ciudad que no conoce la tristeza y que delira con un ritmo que se mete en la sangre y que proyecta su encanto.
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