"El malo II: prisioneros del mambo", el nuevo disco de Willie Colón, no sólo representa para el cantante dos años de arduo trabajo musical, sino que también es el reflejo de cuatro décadas dedicadas a la música y sobre todo, es una fusión de ritmos como salsa, balada, música urbana y la plena y bomba puertorriqueña.
Nuevos temas, ideas y conceptos es la definición que le da Colón a su nuevo material con el que vuelve a utilizar el nombre de "El malo", que es como denominó a su primera producción junto a Héctor Lavoe.
Trece temas de su autoría componen "El malo II: prisioneros del mambo", y en él recurre a temas sociales que le han caracterizado desde que compuso y grabó el primero de ellos: "Fuego al barrio", en 1964, sobre lo que ocurría en ese momento en "El Bronx", donde nació y creció junto a su abuela.
En esta ocasión, el problema de las drogas le inspiró en "Narcomula", con la historia de un joven de clase media "acostumbrado al uso de cosas buenas", a "las mejores marcas" e "hijo de papá y orgullo de mamá, que nunca sufrió dificultades" y que al morir su padre y perder su estatus social termina en el mundo del narcotráfico.
"He vivido el problema de las drogas personalmente, con mi familia, con Héctor y mis amigos. La droga se ha llevado a mucha gente buena y sigue estando presente en mis grabaciones", agregó.
Es así que en este disco no sólo hay música sino que se incluyen chismes, (críticas), tragedias, mensajes socio-políticos y soltura musical.
Colón refirió que el haber incluido temas sociales le "han abierto las puertas para yo poder participar directamente en la política".
Colón confesó que cansado de escuchar la salsa que muchos están produciendo y que para él, no es la mejor, se motivó a volver al estudio de grabación y experimentar, incluso, con música urbana, como prefiere llamar al reguetón.
Nuevos temas, ideas y conceptos es la definición que le da Colón a su nuevo material con el que vuelve a utilizar el nombre de "El malo", que es como denominó a su primera producción junto a Héctor Lavoe.
Trece temas de su autoría componen "El malo II: prisioneros del mambo", y en él recurre a temas sociales que le han caracterizado desde que compuso y grabó el primero de ellos: "Fuego al barrio", en 1964, sobre lo que ocurría en ese momento en "El Bronx", donde nació y creció junto a su abuela.
En esta ocasión, el problema de las drogas le inspiró en "Narcomula", con la historia de un joven de clase media "acostumbrado al uso de cosas buenas", a "las mejores marcas" e "hijo de papá y orgullo de mamá, que nunca sufrió dificultades" y que al morir su padre y perder su estatus social termina en el mundo del narcotráfico.
"He vivido el problema de las drogas personalmente, con mi familia, con Héctor y mis amigos. La droga se ha llevado a mucha gente buena y sigue estando presente en mis grabaciones", agregó.
Es así que en este disco no sólo hay música sino que se incluyen chismes, (críticas), tragedias, mensajes socio-políticos y soltura musical.
Colón refirió que el haber incluido temas sociales le "han abierto las puertas para yo poder participar directamente en la política".
Colón confesó que cansado de escuchar la salsa que muchos están produciendo y que para él, no es la mejor, se motivó a volver al estudio de grabación y experimentar, incluso, con música urbana, como prefiere llamar al reguetón.
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