viernes, 13 de marzo de 2009

‘El niño bonito’ que creció con la salsa


Por esas cosas extrañas de la vida, el salsero Ismael Miranda es diabético. Su cuerpo no tiene la capacidad para digerir de manera adecuada las glucosas y es curioso que mientras su labor es relacionada con el azúcar, él no la pueda asimilar y le toque comprar medicamentos antes de los viajes para evitar contratiempos.

En lo que no ha tenido ningún percance es con su voz, esa campana de oro que a lo largo de 43 años lo ha convertido en una de las figuras indiscutibles de las denominadas Estrellas de la Fania. Ismael Miranda y Héctor Lavoe eran los más jóvenes del combo y por eso el público pensaba que entre los dos había rivalidades. Nada más lejano de la realidad, porque siempre fueron amigos y buenos colegas. No en vano, Miranda aceptó desempeñar el papel del padre de Lavoe en la película que protagonizó Mark Anthony.

Este reconocido sonero boricua hacía parte de la agrupación de Larry Harlow y por eso tuvo vía libre para integrar el ensamble más emblemático de las sonoridades tropicales: La Fania. Desde aquella época se le conoce como ‘El niño bonito'.

"Ese apodo me gustaba mucho. Creo que Johnny Pacheco, el responsable del sobrenombre, me hizo un favor al principio, pero ahora no sé qué tanto agradecerle porque gasto mucho billete en ropa, cremas y cosas de vanidad. Estoy pensando sinceramente en demandar al gran maestro", afirma Ismael Miranda, quien se ha encargado de llevar a la salsa y al bolero temas tradicionales del cancionero latinoamericano como La copa rota, La cama vacía y algunos clásicos de José Alfredo Jiménez.

Se considera un artista del pueblo, aunque en los últimos años se ha ocupado de la interpretación de creaciones urbanas y con mensajes religiosos. Muchos de sus amigos ya no están en este mundo (Joe Cuba, Tite Curet Alonso, Tito Puente y Héctor Lavoe para mencionar sólo algunos) y por eso piensa que los que quedan deben hacer hasta lo imposible para que la salsa siga sonando.

"En más de cuatro décadas no he hecho otra cosa que cantar. En la música y a estas alturas mi competencia soy yo mismo, porque la gente me pide los mismos temas que grabé hace muchas décadas y me ha resultado difícil que el público conozca mis nuevos temas", confiesa el salsero que estará en Colombia con las Leyendas de la Fania y Carlos Santana, para demostrar que la ausencia de azúcar es una cuestión de cuerpo y no de espíritu.

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